domingo, 9 de enero de 2011
jose luis y nere corazon
jose luis y nere corazon, se tomaon esta foto cuando fueron a la cienega zimatlan a un concurso del iebo y ellos son del IEBO plantel 164
miércoles, 5 de enero de 2011
Los Elfos
LOS ELFOS
Los elfos creen, como casi todas las razas de Krynn, ser los primeros nacidos del mundo. Cuando despertaron por primera vez en la Era de los Sueños, estaban dispersos por toda la tierra como las estrellas por el cielo. El paso de la Gema Gris alteró algunos elfos terrestres en elfos marinos, que desarrollaron culturas independientes de la historia élfica principal. Incluso ahora viven en una distante oscuridad y paz, aunque existe un cierto comercio entre los elfos de tierra firme y marítimos. Los elfos terrestres buscaron la paz con el mundo, pero la paz no siempre fue posible en Ansalon. Los dragones del mundo despertaron, algunos al mal y algunos al bien. La Primera Guerra de los Dragones trajo conflicto al mundo de Krynn. La Guerra de los Ogros anunció la Segunda Guerra de los Dragones, que empezó cuando los elfos se asentaron en territorio reptiliano. Durante la guerra, Silvanos, un poderoso guerrero elfo y un gran viajero, visitó a muchos de los elfos en los bosques profundos de todo Ansalon. Viajando con su compañero kenderBalif, Silvanos halló gran sufrimiento y muerte durante la Guerra de los Dragones. Finalmente no pudo tolerarlo más. Convocó a los elfos de los bosques y les convenció de que se unieran al Sinthal-Elish en una colina llamada Sol-Fallen. Allá, muchas casas y clanes juraron lealtad a Silvanos y a la reciente nación silvanesti. Balif se convirtió en general. En el 3350 a.C., tras la victoria de los elfos y el segundo Sinthal-Elish, Silvanos edificó Silvanost en los antiguos bosques de los dragones. Concedió tierras a todos los elfos, y estableció el reino de Silvanesti a lo largo de las líneas de las caídas civilizaciones de los ogros. Luego Silvanos se casó con Quinari y fundó una familia. Su primer hijo, Sithel, asumió el liderazgo de los elfos a la muerte de Silvanos el 2515 a.C. Enterró a su padre en una tumba de cristal, y erigió una torre en su honor en el corazón de Silvanost. El 2308 a.C. nacieron de la mujer de Sithel dos hijos gemelos, Sithas (el mayor por minutos) y Kith-Kanan. Durante este mismo tiempo, el imperio ergothiano empezó a traspasar los límites en expansión de Silvanesti. Los elfos nómadas, acaudillados por Kith-Kanan, contactaron por primera vez con la ascendiente civilización humana. Kith-Kanan estableció el comercio entre los elfos nómadas y los asentamientos humanos en sus fronteras. A su debido tiempo se produjeron matrimonios entre elfos nómadas y humanos. Sithel contempló esos matrimonios con suspicacia. En el 2192 a.C. viajó a las fronteras occidentales del reino para estudiar la diplomacia de Kith-Kanan. Mientras cazaba en la frontera, Sithel fue muerto. Algunos dicen que la flecha humana que lo mató halló su blanco por accidente. Otros dicen que los humanos mataron a Sithel para eliminar barreras a su expansión. Fuera cual fuese el caso, el resultado fue las Guerras de Kinslayer. Duró hasta el 2140 a.C. Los altos elfos de Silvanesti intentaron expulsar a los humanos de sus tierras, mientras los elfos que se habían casado se pusieron del lado de Ergoth. Así, Kith-Kanan condujo las fuerzas occidentales de Silvanesti a la batalla contra sus propios hermanos de raza. La guerra terminó con una tregua entre Ergoth y Kith-Kanan. Por entonces, los elfos altos del oeste se habían cansado del rígido sistema de castas de Silvanesti, declararon la independencia y tentaron la guerra civil. Mediante negociaciones secretas con Ergoth, Sithas resolvió simultáneamente varios problemas. En el 2073 a.C. fue firmado el tratado de la Vaina de la Espada y se formó la nación de Qualinesti, un lugar donde los elfos nómadas del oeste de Silvanesti podrían establecer su propia nación. Kith-Kanan reconoció el acto como un exilio, pero no pudo hallar otra esperanza para su gente. Los qualinestis alcanzaron su nuevo hogar tras la Gran Marcha, que duró del 2050 hasta el 2030 a.C. Así, Qualinesti nació del pesar y la esperanza. Kith-Kanan estableció su reino y nunca regresó al este. Tras la formación de Qualinesti, los silvanesti permanecieron en autoimpuesto aislamiento hasta que el rey LoracCaladon estableció un floreciente comercio con el imperio septentrional de Istar. A su debido tiempo, el Cataclismo selló las fronteras de Silvanesti y los elfos se retiraron del resto del mundo. Debido al arrogante Príncipe de los Sacerdotes, los silvanestis culparon a los humanos del Cataclismo. Su propio aislamiento les hizo igualmente censurables. Pese a ello, los silvanestis tienen la sensación de que su don de civilización pasó sin ser apreciado y, en el caso de Istar, se abusó arrogantemente de él. Esta sensación no ha hecho más que reforzar su desconfianza hacia los humanos. Los qualinestis sufrieron también a causa del Cataclismo. Otras razas han efectuado a menudo incursiones contra ellos en busca de comida y riquezas. Sus sueños de modelar ciudades además de su gloriosa capital han quedado olvidados mientras luchan por mantener lo que ya han conseguido.
origen de las hadas
Origen de las hadas
Las personas que creían en la existencia de las hadas a menudo nos les otorgaban un origen definitivo, y las explicaciones sobre el mismo varían según la cultura, la región y el tiempo.Una creencia popular decía que las hadas venían del mundo de los muertos, o pertenecían a alguna subclase de muertos. Las “banshee”, cuyo nombre irlandés o galés significa “mujer hada”, son descritas como fantasmas o heraldos de la muerte. El “Muchacho sin cabeza de Hilton”, aunque se lo representa como un niño asesinado, también es descrito como un fantasma que ronda por las casas, igual que algunos duendes (los brownies). Una de las leyendas cuenta que un hombre atrapado por hadas advirtió que cada vez que miraba fijamente a una de ellas, esta tomaba la forma de un vecino suyo que estaba muerto. Esta era una de las visiones más comunes entre los que creían en las hadas aunque muchos de los que informan sobre estas cuestiones lo hacen con mucho recelo.Otra de las convicciones existentes sostenía que eran una raza inteligente, distinta de la humana y de la angélical. En la alquimia sobre todo eran personajes elementales, igual que los gnomos y las sílfides, como fue descrito por Paracelsio. Sin embargo, esto es poco común en el folclore, los relatos más populares son aquellos que describen a las hadas como criaturas del aire.Una tercera creencia mantiene que eran una especie de angeles degradados. Un relato popular cuenta que, cuando los angeles se rebelaron, Dios ordenó que se cerraran las puertas del cielo; aquellos que aún estaban allí, continuaron siendo angeles, los que fueron al infierno se convirtieron en demonios, y los que quedaron en el medio, se transformaron en hadas , ya que no eran suficientemente buenas para el cielo pero tampoco tan malas como para ir al infierno. Esto puede explicar la tradición sobre el “diezmo” o impuesto que le tenían que pagar al averno; al ser angeles caídos, por más que no sean diablos, están sujetas al demonio .Un cuarto parecer decía que las hadas eran demonios en su totalidad. Esta creencia adquirió mucha fuerza con el crecimiento del Puritanismo. El duende (o trasgo), que alguna vez había sido un espíritu hogareño amistoso, se convirtió en un ser malvado. Todo lo que tuviera relación con las hadas era considerado brujería en algunos casos, y castigado como tal en esta época. La separación de estas acusaciones de maldad puede ser la razón por la que Oberon, en “Sueño de una noche de verano”, aclaró cuidadosamente que ni él ni su corte temían a las campanas de la Iglesia. Su naturaleza angélica era menos creída que la convicción de que eran los muertos, pero igual encontró popularidad, en especial en los círculos teosóficos. Una creencia poco común era aquella que aseguraba que las hadas eran humanas; un relato cuenta cómo una mujer escondió algunos de sus hijos de Dios, y luego los buscó sin encontrarlos, ya que se habían convertido en las personas escondidas, o hadas .
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